Hace poco nos referimos al fin de la misión MESSENGER, acrónimo
de MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry and Ranging (Medición de
Superficie, Ambiente Espacial y Geoquímica de Mercurio), cuando la NASA dio por
terminado su trabajo el pasado 30 de abril, día en que la sonda espacial chocó
contra la superficie del planeta Mercurio luego de agotarse su combustible,
dando fin a más de 4 años de actividad en la órbita de este planeta.
Pero incluso hasta el momento previo a su impacto con
Mercurio, la sonda siguió enviando información muy importante sobre el planeta
más cercano a nuestro sol, más exactamente, sobre su campo magnético.
Los últimos datos procedentes de MESSENGER, revelaron que el campo
magnético del planeta Mercurio se formó hace casi 4.000 millones de años, según
un estudio publicado en la revista Science. Cuando la sonda Messenger sobrevoló
cerca de la superficie de Mercurio, apenas a 15 kilómetros de distancia, el
magnetómetro recogió datos de las rocas y revelaron que el campo magnético es
muy antiguo, de entre 3.700 y 3.900 millones de años.
De hecho, el planeta se originó cerca del momento en que
se formó la Tierra, que data de hace 4.500 millones de años. "Los datos
científicos obtenidos por estas recientes observaciones son realmente
interesantes y lo que hemos aprendido del campo magnético es solo el
principio", explicó Catherine Johnson, científica planetaria de la
Universidad British Columbia de Canadá y autora principal del estudio. “Mercurio
ha tenido que esperar mucho para poder comenzar a contarnos su historia, pero
ahora ya empezamos a saber más sobre ella”.
Desde hace cuatro años, junto a su equipo, Johnson
estudia y analiza los datos que la sonda espacial Messenger ha ido enviando sobre Mercurio, descubriendo que, junto a la Tierra, es el único
planeta del Sistema Solar Interior que preserva esta propiedad, un dato que
ayuda a los científicos a reconstruir parte de la biografía de este cuerpo
celeste.
Como lo mencionamos antes, MESSENGER orbitó alrededor de
Mercurio durante cuatro años, entre 2011 y 2015, antes de estrellarse el pasado
mes contra el planeta. Durante ese período de tiempo, obtuvo y envió datos
muy valiosos sobre el planeta. Los
investigadores usaron la información captada
por la sonda durante el otoño pasado, así como enero y marzo de este año, que
era cuando la nave volaba a tan solo 15 km sobre la superficie de Mercurio. En
años previos, la altitud más baja a la que había orbitado era de entre 200 y
400 km de altura.
Johnson y su equipo se centraron en el estudio del
magnetismo de las rocas en la corteza del planeta. Ya se tenía conocimiento que
Mercurio poseía un campo magnético similar al de la Tierra pero mucho más débil.
La novedad de este estudio, radica en que se ha podido registrar por primera
vez su antigüedad y comprobar que comenzó poco después de que el planeta se
formara, hace más de 4.500 millones de años, aproximadamente en la misma época
que la Tierra se creó.
“Nuestros resultados nos dicen que hace unos 4000
millones de años, Mercurio contaba con un campo magnético global. Para poder
generarlo, era necesario que el hierro líquido a altísimas temperaturas del
interior del núcleo del planeta estuviera en movimiento y ese movimiento se
debía, en parte, al enfriamiento del planeta”, explica Johnson. “La velocidad a
la que se enfría el planeta es muy relevante. Nuestros resultados indican que
lo hace suficientemente rápido para poder generar un campo magnético, pero no
demasiado rápido, porque, aún en la actualidad, lo conserva”.
Asimismo, hay indicios de que Marte en algún momento
también pudo tener uno, aunque desapareció hace más de 3.000 millones de años
al enfriarse significativamente su interior.
Las conclusiones de este estudio son muy importantes, ya
que aportan una nueva pieza de información sobre este planeta rocoso del que se
conoce muy poca información. Hasta que la nave de la NASA arribó a Mercurio en
2011, los escasos datos de los que se disponían, procedían de las observaciones
realizadas por los vuelos de reconocimiento de Mariner 10, una misión espacial
no tripulada de los años 70.
“Mercurio es un planeta rocoso fascinante”, opina Josep Trigo,
líder del grupo de Meteoritos y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias
del Espacio. “El cartografiado de su superficie y su caracterización
mineralógica en base a espectrómetros de última generación nos ha permitido
comprender mejor el tortuoso pasado de este planeta, marcado por numerosos
impactos y mucho más energéticos que los ocurridos en otros como la Tierra”.
Imagen de la superficie de Mercurio tomada y enviada por la misión MESSENGER.
Respecto al estudio y análisis de los datos de MESSENGER
sobre su campo magnético, el investigador Trigo señala: “Resulta un
descubrimiento remarcable porque ejemplifica que la Tierra no fue el único
planeta con un campo magnético relevante. Los campos magnéticos son los
protectores de la vida evolucionada ante la radiación intensa de su estrella (en
este caso, el Sol). Necesitamos campos magnéticos de tipo dinamo, como el de
Mercurio, para encontrar vida inteligente en los ya miles de exoplanetas descubiertos”.
La importancia del aprendizaje sobre el planeta Mercurio,
radica en que a través de este, los científicos lograrán comprender, a largo
plazo, la razón por la que los planetas del Sistema Solar Interior (Mercurio,
Venus, Tierra y Marte) son tan diferentes entre sí. “La ciencia de esas observaciones recientes es
muy interesante y lo que hemos aprendido sobre cómo evolucionaron los campos
magnéticos de Mercurio en el tiempo es sólo el principio”, dice Johnson, que
emplea una metáfora para recalcar la importancia de su descubrimiento: ”Es como
si quisiéramos trazar el árbol genealógico de nuestra familia; para ello
deberíamos conocer todas las piezas (las personas) que lo integran, para saber
cómo se relacionan unas con otras y cómo esas relaciones conducen a nuestra
familia actual. Nuestro descubrimiento es una pieza importante del árbol
genealógico de Mercurio”.
Los investigadores y autores del estudio, aseguran que el
siguiente paso será enfocarse en la distribución geográfica de la corteza
magnetizada, para intentar saber de forma más precisa la evolución del antiguo
campo magnético. “Trataremos de hallar la respuesta a preguntas como: cuándo
exactamente se ‘encendió’ el campo, o, si existen áreas del planeta que no
tengan corteza magnetizada”, indica Johnson.
Simulación de la sonda espacial MESSENGER orbitando a Mercurio.
MESSENGER, una misión de 450 millones de dólares, se
convirtió en la primera sonda en orbitar alrededor de Mercurio (en 2011), algo
especialmente complejo ya que ese planeta se mueve mucho más rápido que la
Tierra (una nave espacial debe desplazarse a unos 104.607 kilómetros por hora
para alcanzarlo) y además enfrentarse al calor del Sol.
El éxito de la misión MESSENGER es completamente
incuestionable, pues gracias a esta, los astrónomos y científicos logran tener
una base de datos que les permita ampliar su conocimiento sobre este pequeño
pero interesantísimo astro como lo es Mercurio y cuya información detallada
estaremos ansiosos de conocer.
El pasado domingo 26 de abril, celebramos con un programa especial el cumplimiento de nuestros primeros tres meses de transmisión al aire, a través de galaxiabogota.weebly.com.
Si te perdiste el programa, revívelo ahora, dando clic en el siguiente reproductor.
Observando dentro del corazón de la Vía Láctea, el Telescopio Espectroscópico Nuclear Conjunto de la NASA, o NuSTAR (por sus siglas en inglés - Nuclear Spectroscopic Telescope Array), ha detectado un resplandor misterioso de rayos X de alta energía que, según los científicos, podría ser "alaridos" de estrellas muertas, ya que se alimentan de compañeras estelares.
"Podemos ver un nuevo componente en el centro de nuestra galaxia con imágenes de NuSTAR", dijo Kerstin Pérez, de la Universidad de Columbia en Nueva York, autor principal de un nuevo informe sobre los hallazgos en la revista Nature. "Definitivamente no podemos explicar aún la señal de rayos X. Es un misterio. Se debe hacer más trabajo para lograrlo".
El centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, está llena de estrellas jóvenes y viejas, agujeros negros más pequeños y otras variedades de cadáveres estelares, todo un enjambre alrededor de un agujero negro supermasivo llamado Sagitario A.
NuSTAR, lanzado al espacio en 2012, es el primer telescopio capaz de capturar imágenes nítidas de esta región frenética en rayos X de alta energía. Las nuevas imágenes muestran una región alrededor del agujero negro supermasivo, de unos 40 años luz de diámetro. Los astrónomos se sorprendieron por las imágenes, que revelan una bruma inesperada de rayos X de alta energía que domina la actividad estelar habitual.
"Casi todo lo que puede emitir rayos X está en el centro de la galaxia", dijo Pérez. "La zona está llena de fuentes de rayos X de baja energía, pero su emisión es muy débil cuando se le examina en las energías que NuSTAR observa, por lo que la nueva señal se destaca."
El pequeño círculo muestra el centro de nuestra galaxia (La Vía Láctea) donde NuSTAR
tomó la imagen. (Foto NASA).
Los astrónomos tienen cuatro teorías posibles para explicar el desconcertante resplandor de rayos X, tres de las cuales implican diferentes clases de cuerpos estelares. Cuando las estrellas mueren, no siempre quedan silenciosamente en la oscuridad del espacio. A diferencia de estrellas como nuestro sol, las estrellas muertas colapsadas que pertenecen a pares estelares o estrellas binarias, pueden recibir materia de sus compañeras. Este proceso de "alimentación", como zombies, difiere dependiendo de la naturaleza de la estrella normal, pero el resultado puede ser una erupción de rayos-X.
Según una teoría, un tipo de "estrella zombie" llamada Pulsar, podría estar interviniendo. Los púlsares son los restos colapsados de estrellas que estallaron en explosiones de supernovas. Pueden girar muy rápido y enviar rayos intensos de radiación. A medida que los pulsares giran, los rayos avanzan a través del espacio, a veces interceptando a la Tierra, al igual que los faros.
Púlsar de la Nebulosa Cangrejo. Ésta imagen combina fotos del Telescopio Espacial
Hubble (rojo) e imágenes en rayos X del Telescopio Chandra (azul).
"Podríamos estar presenciando las luces de una población de púlsares hasta ahora oculta en el centro de la galaxia", dijo la co-autora Fiona Harrison, del Instituto de Tecnología de California (Caltech) en Pasadena, e investigadora principal del NuSTAR. "Esto significa que hay algo especial en el ambiente en el centro de nuestra galaxia."
Otros culpables posibles incluyen cadáveres de grupos de estrellas pesadas llamadas enanas blancas, que son los restos derrumbados y quemados de estrellas no lo suficientemente masivas para estallar en supernovas. Nuestro Sol es una estrella de este tipo, y está destinado a convertirse en una enana blanca en unos cinco mil millones de años. Debido a que estas enanas blancas son mucho más densas de lo que eran en su juventud, tienen una gravedad fuerte y pueden producir rayos X de más alta energía de lo normal. Otra teoría apunta a pequeños agujeros negros que poco a poco se alimentan de sus estrellas compañeras, irradiando rayos X como material que cae en picada hacia abajo en sus pozos sin fondo.
Alternativamente, la fuente de los rayos X de alta energía podrían no ser cadáveres estelares en absoluto, dicen los astrónomos, sino más bien una neblina difusa de partículas cargadas, llamadas rayos cósmicos. Los rayos cósmicos podrían originarse en el agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia, ya que éste devora material. Cuando los rayos cósmicos interactúan con gas denso y circundante, éstos emiten rayos-X.
Sin embargo, ninguna de estas teorías coincide con lo que se conoce de la investigación anterior, dejando a los astrónomos, en gran medida, perplejos.
"Este nuevo resultado solo nos recuerda que el centro de la galaxia es un lugar extraño", dijo el co-autor Chuck Hailey de la Universidad de Columbia. "De la misma manera en que las personas se comportan de forma diferente al caminar en la calle o en un lugar atascado de gente, como un metro lleno en hora pico, los objetos estelares exhiben un comportamiento extraño cuando están hacinados en zonas cercanas, próximos a un agujero negro supermasivo."
El equipo dice que se planean más observaciones. Hasta entonces, los teóricos estarán ocupados explorando los escenarios anteriores o dar con nuevos modelos para explicar qué podría estar emitiendo el resplandor de rayos-X de alta energía, que es un completo desconcierto.
"Cada vez que construimos pequeños telescopios como NuSTAR, que mejoran nuestra visión del cosmos en una banda de longitud de onda particular, podemos esperar sorpresas como ésta", dijo Paul Hertz, el director de la división de astrofísica de la NASA en Washington.
NuSTAR es una misión de exploración pequeña, liderada por Caltech y administrada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, para el Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington.
Los orificios hidrotermales en el fondo del mar podrían haber producido de forma espontánea las moléculas orgánicas necesarias para la vida, según una nueva investigación por los químicos de la Universidad Pública de Londres (UCL - University College London). El estudio muestra cómo las superficies de las partículas minerales dentro de las fuentes hidrotermales tienen propiedades químicas similares a las enzimas, las moléculas biológicas que rigen las reacciones químicas en los organismos vivos. Esto significa que los orificios no son capaces de crear moléculas simples basadas en carbono, tales como metanol y ácido fórmico, fuera del CO2 disuelto en el agua.
El descubrimiento, publicado en la revista Chemical Communications, explica cómo algunos de los elementos fundamentales de la química orgánica ya se estaban formando en la naturaleza antes de que surgiera la vida (y pudo haber jugado un papel en la aparición de las primeras formas de vida). También tiene potenciales aplicaciones prácticas, que muestra cómo los productos, tales como plásticos y combustibles pueden ser sintetizados a partir de CO2 en lugar de aceite.
"Hay un montón de especulaciones de que los orificios hidrotermales podrían ser el lugar donde comenzó la vida en la Tierra", dice Nora de Leeuw, que dirige el equipo. "Hay una gran cantidad de CO2 disuelto en el agua, lo que podría proporcionar el carbono en el que se basa la química de los organismos vivos, y hay un montón de energía, debido a que el agua está caliente y turbulenta. Lo que nuestra investigación demuestra es que estos orificios también tienen las propiedades químicas que fomentan estas moléculas para recombinar en otras moléculas generalmente asociadas con los organismos vivos ".
El equipo combinó experimentos de laboratorio con simulaciones de supercomputación para investigar las condiciones en que las partículas minerales podrían catalizar la conversión de CO2 en moléculas orgánicas. Los experimentos replican las condiciones presentes en los orificios hidrotermales de aguas profundas, donde el agua caliente y ligeramente alcalina, rica en CO2 disuelto pasa sobre el mineral greigite (Fe3S4), ubicado en las superficies internas de los conductos de los orificios. Estos experimentos insinuaban los procesos químicos que estaban en marcha. Las simulaciones, que se ejecutan en el sector del super-ordenador de la UCL y el servicio de super-computación nacional del Reino Unido, presentaron una visión molécula por molécula de cómo el CO2 y el greigite interactuaron, ayudando a dar sentido a lo que se observa en los experimentos. La potencia de cálculo y los conocimientos de programación para simular con precisión el comportamiento de las moléculas individuales de esta manera, sólo ha podido realizarse en la última década.
"Hemos encontrado que las superficies y estructuras cristalinas dentro de estos respiraderos actúan como catalizadores, fomentando cambios químicos en el material que se deposita en ellos", dice Nathan Hollingsworth, un coautor del estudio. "Se comportan de forma similar a enzimas en organismos vivos, rompiendo los enlaces entre los átomos de carbono y oxígeno. Esto les permite combinarse con agua para producir ácido fórmico, ácido acético, metanol y ácido pirúvico. Una vez que tenga simples productos químicos a base de carbono como éstos, se abre la puerta a la más compleja química basada en carbono".
Las teorías sobre el surgimiento de la vida sugieren que cada vez más la química basada en el carbono generó moléculas auto replicantes y, finalmente, la aparición de las primeras formas de vida celular. Esta investigación muestra cómo pudo haber ocurrido uno de los primeros pasos en este viaje. Es la prueba de que las moléculas orgánicas simples pueden ser sintetizadas en la naturaleza sin que organismos vivos estén presentes. También confirma que los orificios hidrotermales son un lugar plausible de al menos una parte de este proceso para que haya ocurrido.
El estudio también podría tener una aplicaciones prácticas, ya que proporciona un método para la creación de productos químicos basados en el carbono fuera de CO2, sin la necesidad de calor o presión extrema. Esto podría, a largo plazo, sustituir el aceite como materia prima para productos tales como plásticos, fertilizantes y combustibles.
Este estudio muestra, aunque en una escala muy pequeña, que tales productos, que se producen actualmente a partir de materias primas no renovables, se pueden producir de formas más amigables con el medio ambiente. Si el proceso se puede desarrollar hasta escalas comercialmente viables, no sólo ahorraría petróleo, sino que utilizaría el CO2 (un gas de efecto invernadero) como materia prima.
El pasado 22 de abril el mundo celebró un aniversario más de la conmemoración del Día Mundial de la Tierra, y nosotros no fuimos ajenos a dicha celebración.
En nuestra emisión de éste día, realizamos un programa especial en el que explicamos los datos más relevantes de nuestro planeta, como historia, características y curiosidades, así como también qué será de la Tierra a futuro, en unos cuantos miles de millones de años, cuando hayan transcurrido cientos de miles de millones de generaciones desde ahora. Por lo anterior, también compartimos varios consejos y actividades prácticas que cada uno de nosotros podemos hacer desde nuestros hogares, con el fin de fomentar una cultura de cuidado por nuestro planeta y por los maravillosos recursos que éste nos brinda.
Si te perdiste éste programa especial, revívelo ahora dando clic en el siguiente reproductor.
El desarrollo
de los viajes espaciales a lo largo de nuestra historia ha sido asombroso. Es
sabido que gracias a éstos y al avance en la tecnología espacial es que, a
futuro, la raza humana podría llegar a salvarse de una posible extinción cuando
en pocos miles de millones de años nuestro Sol destruya la Tierra.
Al igual que
todas las ciencias, áreas y épocas de la historia humana, los viajes espaciales
tuvieron un inicio, una primera piedra puesta sobre la que se edificó un
impresionante progreso de dicha tecnología.
Muchos conocen
a algunos de los pioneros que fueron los protagonistas, aquellos que a fin de
cumplir importantes objetivos en pro del avance científico, arriesgaron su vida
con tal de lograrlo, como Yuri Gagarín, Alan Shepard, Neil Armstrong, Valentina
Tereshkova o Alexéi Leonov, quienes valientemente salieron de nuestro diminuto
hogar llamado Tierra, para ir al espacio y probar que el ser humano puede
hacerlo.
Pero hoy,
hablaremos sobre alguien que, por desgracia, no es tan conocido como debería
serlo, como lo son los personajes anteriormente mencionados. Se trata del
cosmonauta soviético Vladímir Mijáilovich Komarov, el primer hombre de la
historia que falleció durante una misión espacial. Fue el 24 de abril de 1967
(el pasado viernes se conmemoraron 48 años) a bordo de la nave Soyuz 1.
La apasionante
aventura de la conquista humana del espacio y la Luna es difícilmente
explicable sin la mítica figura de este cosmonauta soviético, cuya historia
refleja fielmente la trepidante carrera espacial llevada a cabo en plena Guerra
Fría.
Nació en Moscú,
el 16 de mayo de 1927, y entró en el primer cuerpo de cosmonautas de la Unión
Soviética (Grupo 1 de las Fuerzas Aéreas) el 7 de marzo de 1960 siendo piloto
de reserva de la Vostok 4, que voló el 18 de agosto de 1962, cuando el éxito de
las Vostok inquietaba profundamente a los norteamericanos. Con la Vostok 1,
Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en el espacio, compañero al que
Komarov conoció y con el que entabló una profunda y estrecha relación de
amistad.
Vladímir Komarov (der.) y Yuri Gagarín (izq) de cacería.
Como suplente
de Pavel Popovich en la Vostok 4, sentía claustrofobia en la sala de control,
pero una libertad absoluta imaginando cómo arriesgaba su vida a bordo de una de
aquellas naves espaciales. Y pudo lograrlo, cuando junto a otros dos
cosmonautas ejerció de comandante piloto de la nave Voskhod 1, fue su primer
vuelo y se produjo el 12 de octubre 1946. El vuelo duró un día y se trató de la
primera misión tripulada por más de una persona (ya que además de Komarov, iban
Konstantin Feoktistov como científico y
Borís Yegorov como médico). Debido a esto, se le condecoró con la medalla de
Héroe de la Unión Soviética y la Orden de Lenin.
LA SOYUZ 1: SU
HUELLA EN LA HISTORIA DE LA CIENCIA Y DE LOS VIAJES ESPACIALES
Representación gráfica de la Soyuz 1.
Todo comenzó
cuando la Unión Soviética decidió poner en marcha la misión Soyuz 1. Iniciado
en 1962 por Serguéi Koroliov, el proyecto Soyuz abrió definitivamente el
espacio a la ingeniería espacial soviética. Koroliov ideó el Complejo 7K-9K-11K
compuesto por tres tipos de cohete trabajando en la consolidación de grandes
avances con respecto a sus predecesores, pues la Soyuz perfeccionaba los procesos
de navegación autónoma, el mando, la maniobrabilidad, el acercamiento y
acoplamiento. Pero hasta llegar a la perfección técnica serios contratiempos
pusieron en duda la viabilidad del proyecto. La serie de vuelos experimentales
de los cohetes activos y pasivos de la Soyuz zozobraron estrepitosamente
presentando graves deficiencias técnicas. Hasta cuatro vuelos denominados
Cosmos acabaron con una explosión de emergencia, por lo que el lanzamiento de
la Soyuz-1 fue un acto de tremenda irresponsabilidad y ejemplo de lo que pueden
llegar a provocar las presiones políticas en un equipo de tan alto nivel
técnico como el que poseían los ingenieros espaciales soviéticos de la época.
Se perseguía el acoplamiento entre dos naves tripuladas, estaba previsto que la
Soyuz 1 tripulada por Komarov y actuando como "nave activa" se
acoplara a la Soyuz 2 como "nave pasiva", que se lanzaría un día
después con Valery Fyodorovich Bykovsky, Yevgeny Vassilyevich Khrunov y Aleksei
Stanislavovich Yeliseyev, como tripulantes.
Komarov en su entrenamiento previo a la misión Soyuz 1.
Komarov fue
víctima de la obstinación de Leonid Brezhnev, quien quería celebrar los 50 años
de la Revolución Rusa con un proyecto aeroespacial, en el que se lanzaría una
cápsula que luego se conectaría con otra nave en el espacio y de esa forma,
Komarov volvería en la nueva nave con sus colegas. Sin embargo, tanto él como
Gagarin sabían que la nave Soyuz 1 no resistiría el viaje. Gagarin y un grupo de técnicos había
inspeccionado la cápsula y había encontrado que tenía 203 problemas
estructurales graves, que implicaban una alta peligrosidad para que fuera
lanzada al espacio. Esto llevó al astronauta a redactar un memo, en el que
sugería que la misión fuera postergada, y se lo entregó a su amigo en la KGB
Venyamin Russayev. Sin embargo, nadie se lo pasó a Brezhnev y todos los agentes
que conocieron el documento fueron degradados o enviados a Siberia. Así, la
misión continuó tal y como estaba planeada.
De este modo,
Komarov, que estaba casado y tenía dos hijos, sabía que moriría si se subía a
la nave, pero no quiso marginarse de la misión, porque el segundo cosmonauta en
la lista era su amigo Gagarin. Según algunas fuentes de investigación, Russayev
le preguntó: "¿Por qué no te negaste?", y Komarov respondió casi
llorando: "Si no participo en este vuelo, enviarán al piloto suplente. Ese
es Yura (Yuri Gagarin), él morirá en vez de mí. Tenemos que cuidarlo".
Como se
menciona anteriormente, La Soyuz 1 tenía como objetivo probar y planificar el
sistema de intercambio de astronautas entre dos naves. ¿Qué quiere decir esto? Muy
sencillo: La Soyuz 1 despegaría y, una vez que estuviera en el espacio, una
segunda nave, la Soyuz 2, se acoplaría a ella para que sus pasajeros hicieran
un intercambio de naves. Era una misión con objetivo experimental, para dominar
los principios básicos de cómo debían ser estos intercambios.
En total,
cuatro naves no tripuladas que debían haber hecho la función de la Soyuz 1
habían fracasado en sus misiones (la nave Cosmos 133 se había quedado sin
combustible a mitad de camino; la nave Cosmos 140A explotó antes de despegar;
la nave Cosmos 140 experimentó problemas de altitud y abusó de sus reservas de
combustible; y la nave Cosmos 154 se quemó y se desintegró al intentar regresar
a la Tierra). Como vemos, las cuatro naves de prueba que habían precedido a la
Soyuz 1 dejaban un muy mal sabor de boca en los astronautas soviéticos, que
todavía no se veían preparados para lanzar la nave tripulada y lo consideraban
una locura. ¿Qué les impulsó entonces a arriesgarse a mandar una nave tripulada
y poner en riesgo la vida de un experimentado cosmonauta? La razón parece ser,
evidentemente, política.
Según parece,
el dirigente soviético Leonid Brézhnev y el militar Dmitri Ustínov fueron los
responsables del desastre. Como es sabido, la Unión Soviética estaba
continuamente compitiendo con Estados Unidos para superarle tecnológicamente en
la carrera espacial, por lo que necesitaban avances rápidos que les dieran
ventaja frente a sus competidores.
De hecho, hay
una anécdota que cuenta que cuando Komarov mostró su desacuerdo con la idea de
que lo enviaran tan pronto al espacio, Ustínov le dijo enfadado que si no
accedía a pilotar la nave sería capaz de “quitarle las estrellas del pecho y
los galones de los hombros”.
El director
del programa Soyuz, Vasili Mishin, debido a las presiones políticas, también
les obligaba a sus hombres para que trabajaran más deprisa y cumplieran con los
plazos acordados. Y, si alguno de los científicos mostraba su desacuerdo con
enviar a Komarov al espacio, les gritaba: “¡No quiero cobardes en mis naves!“.
Era una carrera a contrarreloj.
Llegó el día
clave y Komarov se levantó poco después de la medianoche, hora local. Después
de pasar por un chequeo médico se puso su traje de vuelo, un simple mono gris
de algodón, y partió hacia la rampa de lanzamiento a las 3 a.m. Allí se
despidió de los miembros de la Comisión, entre los que se encontraban Mishin y
Kamanin. El propio Gagarin acompañó a Komarov hasta la escotilla de entrada de
la nave. Así, el 23 de abril de 1967, a
la hora indicada, despegaba la Soyuz 1, con Komarov en su interior,
convirtiéndose en el primer cosmonauta que realizaba un segundo vuelo espacial.
Pero una vez en el aire, la pesadilla comenzó.
Komarov
intentó orientar la nave durante la quinta órbita usando el control manual y el
sistema de sensores de iones, pero sin mucho éxito. Comprobó que era muy
complicado determinar la orientación de la nave con respecto al horizonte.
Entre la séptima y la decimotercera órbita, Komarov debía aprovechar para
dormir al estar fuera del alcance de las estaciones soviéticas de onda corta.
Tras finalizar este periodo, el cosmonauta anunció que el sistema de
orientación por iones había fallado otra vez. Malas noticias, porque sin un
sistema de orientación operativo era imposible regresar a la Tierra.
Cuando Komarov
abrió los paneles solares, uno de ellos quedó bloqueado, por lo que el sistema
energético de la nave quedó sensiblemente mermado, perdiendo simetría, control
térmico y estabilidad en los radares. Pulsó todos los dispositivos, recurrió a
los planes alternativos de emergencia e incluso llegó a patear desesperadamente
el dispositivo que hacía desplegar los paneles solares, pero aquella nave fue
engendrada con idénticas deficiencias a las de sus hermanas no tripuladas que
zozobraron en las anteriores misiones. Desesperado gritó a la sala de control:
“Maldita máquina. ¡Nada de lo que hago funciona!” y desde tierra los
ingenieros veían un futuro muy negro para la misión. Intentaron buscar alguna
solución para el problema, llegando incluso a plantearse la posibilidad de
enviar antes de lo previsto a la Soyuz 2 para que sus tripulantes repararan la
primera nave. Esta idea, a pesar de parecer bastante buena a primera vista, era
muy difícil de realizar: El tiempo tormentoso era bastante molesto para el
lanzamiento y las posibilidades de que llegara a tiempo eran escasas. Por ello se optó por hacer regresar
cuanto antes a la nave pilotada por el coronel Komarov. La escena
parecía sacada de una película de acción: Desde Tierra, Yuri Gagarin le
transmitía las órdenes a Komarov para su regreso; el director de la expedición,
Vasili Mishin, le deseaba suerte; el primer ministro soviético Alekséi Kosygin
se presentaba en persona en el centro de comunicaciones y estableció una
llamada para darle ánimosal cosmonauta diciéndole que era un héroe, luego, Komarov
pidió comunicarse directamente con
su esposa, a la que dejó todo dispuesto para atar el futuro de sus hijos, que
heredaron su legado de ilusión y pasión por un sueño. Antes de hacer la
reentrada y dar por finalizada la comunicación, Vladímir Komarov se despidió
con la siguiente frase: “Si muero, no sientan lástima por mí; habré muerto
haciendo lo que más amaba.”
EL FATÍDICO
DESENLACE
La batería
proporcionaba a la nave de energía suficiente para lograr dos órbitas más
alrededor de la Tierra, y la reserva especial que se activaba en caso de que la
primera se agotara, permitía otras tres órbitas terrestres. Komarov inició las
maniobras de parada de la nave mientras orbitaba el lado nocturno de la Tierra,
el reino de las sombras envolvieron el destino inmediato del cosmonauta, quien
efectuó con enorme precisión el giro de la cápsula sobre sí misma. Usando
un periscopio y tomando a la Luna como referencia para orientarse, Komarov hizo
que la cápsula girara sobre sí misma para estabilizarse y comenzar el frenado.
Entonces, cuando la nave estaba frenándose, el
combustible se acabó bruscamente y el sistema de navegación ordenó el apagado
de los motores. La situación ahora era de vida o muerte: La nave estaba
entrando en la Tierra en modo balístico. En ese momento, Komarov abrió los
paracaídas de la nave.
Para su desgracia, el compartimento de los paracaídas,
debido al enorme calor al que estaba siendo expuesto con la entrada a la
Tierra, se había fundido. Esto provocó que los paracaídas principales (los
cuales también tenían fallos de diseño) no se desplegaran correctamente y que
el paracaídas de repuesto se enredara y no consiguiera desplegarse.
Básicamente, la explicación del fallo con los paracaídas
es la siguiente: El procedimiento requería que primero se desplegase un pequeño
paracaídas (el paracaídas piloto) que debía estabilizar la cápsula y tirar del
paracaídas principal. Como estaba previsto, la cubierta del contenedor del
paracaídas fue eyectada y a continuación salió el paracaídas piloto. Pero,
contra todo pronóstico, el paracaídas principal permaneció dentro del
contenedor. Era algo inaudito. En los cientos de simulaciones y pruebas nunca
había sucedido algo parecido. El ordenador de la nave detectó que la velocidad
de caída no disminuía, síntoma de que había ocurrido algún problema con el
paracaídas principal. El paracaídas de reserva se activó automáticamente, pero
por desgracia se enredó con el paracaídas piloto que ya estaba desplegado y su
cúpula no se pudo abrir correctamente. La nave se precipitó sin posibilidad de
frenar su descenso.
Escombros de la nave luego del impacto con la superficie terrestre.
Finalmente, la Soyuz 1 se estrelló contra la superficie
terrestre a una velocidad de 200 Km/h, quedando así destrozada. Los miembros
del equipo de rescate que viajaban a bordo de un Iliushin Il-14 fueron los
primeros que sobrevolaron el lugar del impacto y comunicaron que la Soyuz 1
estaba en llamas. Un helicóptero aterrizó a cien metros de la cápsula poco
después. Los rescatistas pensaban que Komarov podría haber sobrevivido y que
quizás se encontraba fuera de la nave, así que inspeccionaron los alrededores.
Pocos minutos más tarde, Nikolái Kamanin aterrizó en la ciudad de Orsk
esperando ser recibido por Komarov. Allí le informaron de la tragedia y se
dirigió inmediatamente al lugar de los hechos. Cuando llegó, la cápsula aún
estaba en llamas. A estas alturas era evidente que Komarov había muerto y que
su cadáver se hallaba dentro de la nave. Kamanin dio orden de apagar el fuego
con tierra y se procedió a retirar el cuerpo carbonizado del cosmonauta. Los
restos de Komarov fueron hallados a las 09:30 y trasladados a Moscú para su
autopsia.
Imagen de los restos mortales recuperados de Komarov.
De esta forma, terminó la vida del valiente Vladímir
Komarov, el cosmonauta que, en
principio, no quería morir, pero por presiones políticas acabó entregando su
vida a la ciencia y permaneciendo a la sombra de Gagarin y Armstrong, dos
héroes que no habrían sido nada sin la figura del coronel.
HOMENAJE PÓSTUMO
Valentina Komarov, viuda del cosmonauta soviético, besa una fotografía de su marido durante su funeral oficial, celebrado en la Plaza Roja de Moscú.
El 26 de abril, dos días después del accidente,Komarov era enterrado como un héroe y con
todos los honores en la muralla del Kremlin, en Moscú, donde reposaban los
restos de algunos de los más importantes personajes de la unión Soviética,
tales como Lenin o Stalin. Unos días después, un grupo de pioneros que acudió a
homenajear al héroe caído encontró más restos de Komarov en la zona y decidió
enterrarlos. Varios cosmonautas también se acercaron al lugar para rendir un
homenaje a su antiguo camarada.
Asimismo, a Komarov se le otorgaron, por segunda vez, las
medallas de Héroe de la Unión Soviética y la Orden de Lenin.
En su honor, también han sido nombrados diversos objetos
astronómicos, como el asteroide Komarov (número 1836), el cráter lunar Komarov,
una obra sinfónica de Brett Dean llamada “Komarov’s fall”, que se puede encontrar
en el disco The Planets, y más recientemente, en abril de 2010, el grupo
estonio Allan Vainola le dedicó una canción a Komarov, “Planeetidegi raskus
kehtib vahel”.
Monumento en homenaje a Vladímir Komarov en Moscú.
RETROALIMENTACIÓN
La misión Soyuz 1 fue un fracaso anunciado y supuso la
pérdida de la inocencia para el joven programa espacial soviético. Era obvio
que la nave no estaba lista para un vuelo tripulado. La consecuencia más
importante de la tragedia fue la paralización de los programas lunares N1-L3 y
L1. Si no ocurría un milagro, la URSS podía dar la carrera lunar por perdida,
como de hecho así fue.
Gagarin estaba muy deprimido por no haber podido
persuadir a Brezhnev de detener el lanzamiento y una gran culpa pesaba sobre él. Su comportamiento
cambió y ya no era el joven despreocupado de unos años atrás. "Voy a
llegar hasta él (Brezhnev), y si averiguo que tenía conocimiento de la
situación y aun así dejó que todo esto pasara, entonces sabré exactamente qué
hacer", le dijo a Russayev, su amigo de la KGB. Se dice que Russayev le
respondió: "Habla conmigo primero, antes de hacer cualquier cosa. Te
advierto. Sé muy cuidadoso". De hecho, según dice un rumor divulgado por
algunas fuentes, cuando Gagarín finalmente se enteró de que las causas de su
muerte habían sido políticas, le tiró un copa de champán en la cara al
dirigente soviético Brézhnev. Por supuesto, como en todos los rumores, no se
puede confirmar la veracidad de este dato, pero lo cierto es que Yuri siempre
se sintió profundamente afectado por la muerte de su colega, el primer mártir
espacial. Gagarín murió en 1968 en un accidente aéreo, un año después del
accidente de su amigo Komarov, y un año antes que los estadounidenses llegaran
a la Luna.
EN LA MEMORIA
Muchas doctrinas y áreas de investigación a lo largo de
la historia han logrado su desarrollo por personas que pudieron pensar
diferente, romper esquemas y dar el salto para revolucionar e innovar alguna
teoría o campo, como por ejemplo, el avance de la ciencia durante los últimos
siglos. Muchos reconocen inmediatamente a nombres como Isaac Newton, Galileo,
Copérnico y otros muchos científicos que aportaron su ingenio al desarrollo
científico, pero lamentablemente, quedan en el olvido aquellos que sacrificaron
su vida por su pasión, como Giordano Bruno o Miguel Servet.
Del mismo modo, es indispensable que no solo sean
recordados los que “lograron el objetivo”, lo cual es algo importante
indiscutiblemente, pero tampoco sería correcto dejar en la penumbra a aquellos
que no solo aportaron valor, valentía y talento, sino su propia vida, como lo
hizo Komarov, quien se convierte automáticamente en un valiente héroe no sólo
por el hecho de haber perecido en su misión espacial, sino por el mensaje de
valor y amistad que nos deja con su legado: El valor de aceptar una misión, más
política que científica, de la que sabía que no saldría vivo, y, su magnífica
gallardía y tenacidad por sacrificar su vida con tal de proteger a la de su
compañero y amigo.
Sin duda, el significado de la muerte de Komarov debe
estar presente en cada una de las personas que a futuro, tal vez, logren llegar
a lugares como Marte, regresar a la Luna, ir a algún satélite artificial de
Júpiter o Saturno,desear buscar algún
otro planeta para asentar a la raza humana en varios miles de millones de años
o simplemente de aquellos que sentimos un gran gusto por la astronomía y los
viajes espaciales.
Dicen que los superhéroes no existen, pero hubo uno que,
por su honor, enfrentó a la indolente y corrupta clase política, salvó la vida
de un amigo anteponiendo la suya y murió haciendo lo que amaba. No tenía capa,
sino un casco y un traje espacial. No tenía visión de rayos láser o fuerza
supersónica, pero sí otros poderes mucho más fuertes: la convicción, el valor
por la amistad y el amor por su trabajo. No volaba por las nubes usando la
mente ni con los brazos extendidos al frente, pero sí lo hacía en el espacio
dentro de naves espaciales. Su nombre era Komarov, el héroe Vladímir
Mijáilovich Kómarov.