28 de octubre de 2016

El Lamentable Fracaso de la Misión ExoMars 2016



 
Lanzada el 14 de marzo de 2016 desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, la misión espacial ExoMars (Exobiology on Mars, o Exobiología en Marte), creada y ejecutada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos), tenía el objetivo de buscar pistas de vida en Marte en el pasado y el presente, investigar cómo el agua y el ambiente geoquímico marciano varía con el tiempo y estudiar la composición de los gases atmosféricos en forma de trazas y sus fuentes de origen, como también poner a prueba la tecnología para hacer factible una posible futura misión de retorno de muestras del planeta rojo.

Sin embargo, luego de su inserción orbital con Marte el 19 de octubre, la sonda desprendió el módulo de aterrizaje Schiaparelli, el cual no logró posarse de forma exitosa sobre la superficie marciana y, lamentablemente, terminó estrellándose contra el suelo del “planeta rojo”.

¿QUÉ SUCEDIÓ?


La ESA sospecha que el aterrizaje frustrado de la misión ExoMars 2016 en Marte se debió a un fallo de software que hizo pensar al ordenador del módulo de aterrizaje Schiaparelli que estaba en el suelo antes de tiempo.

Jorge Vago, científico del proyecto ExoMars, ha explicado a la revista Nature que los propulsores que debían desacelerar la nave durante 30 segundos solo dedicaron 3 a esta tarea y después se apagaron porque el ordenador pensó que estaba ya en el suelo.
Son los resultados de un análisis preliminar que sugiere que el módulo de aterrizaje inició la maniobra sin problemas, pero que se truncó a los 4 minutos y 41 segundos de una caída que tenía que durar 6 minutos. Según Vago, el escudo térmico de la sonda y el paracaídas fueron expulsados antes de tiempo y la desaceleración duró mucho menos de lo programado.

La nave cayó desde una altura estimada de entre 2 y 4 kilómetros antes de golpearse contra el suelo a más de 300 kilómetros por hora, de acuerdo con estimaciones basadas en imágenes del lugar probable del accidente de la sonda, tomadas por el Orbitador de Reconocimiento de Marte de la NASA el 20 de octubre. A diferencia de la misión Beagle 2 británica, dirigida y operada por la ESA, que desapareció durante su aterrizaje en Marte el día de Navidad de 2003, Schiaparelli envió datos a su nave nodriza durante su descenso.

Andrea Accomazzo, responsable de operaciones de naves espaciales de la ESA, se ha mostrado reacio a realizar un diagnóstico antes de examinar todos los elementos. A pesar de ello, considera que la causa más probable es un fallo en el software de la nave o un problema en la fusión de los datos procedentes de diferentes sensores, que pueden haber llevado la nave a creer que estaba a una altura más baja de lo que realmente se encontraba.

Esta primera fase de ExoMars tenía dos objetivos: enviar una sonda orbital, llamada Orbitador de Gases Traza, que se ha insertado en la órbita del planeta con éxito, y probar tecnologías de aterrizaje con Schiaparelli de cara a la segunda fase, cuando se planea enviar un vehículo de exploración móvil a la superficie de Marte que llegaría en 2021. El presupuesto total de la misión es de unos 1.300 millones de euros.

“Dar con los errores de Schiaparelli y corregirlos es una prioridad”, apunta el científico del proyecto. El ordenador, el software y los sensores son algunos de los componentes del módulo de aterrizaje que se quieren reutilizar en la misión de 2020, que a diferencia de Schiaparelli, mezclará tecnología europea y rusa. Un error en el software es más fácil de corregir que un problema con el sistema de aterrizaje, contemplan en la ESA, que creen que este elemento ha pasado la prueba con creces. Según Vago, el equipo de ExoMars intentará recrear el error utilizando un sistema de aterrizaje virtual de cara a la misión de 2020.

EL IMPACTO

Fotografía completa del lugar del impacto de ExoMars, tomada por el satélite Mars Orbiter, de la NASA. En el centro, la zona de impacto; arriba, el blindaje térmico de la nave; y abajo, el paracaídas.

El impacto del módulo europeo Schiaparelli al estrellarse en Marte el pasado 19 de octubre creó un cráter de unos 50 centímetros de profundidad y 2,4 metros de diámetro. Se trata de la estimación que ha hecho la Agencia Espacial Europea (ESA) a partir de la fotografía en alta resolución que el 25 de octubre tomó la sonda de la NASA Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la región Meridiani Planum.

El 21 de octubre, dos días después del aterrizaje fallido de la primera fase de la misión ExoMars, la sonda orbitadora estadounidense captó con su cámara de baja resolución la zona en la que se habría producido el impacto del módulo Schiaparelli, cuyo objetivo era ensayar la tecnología necesaria para que en 2020 la ESA envíe un vehículo robótico (rover) que explore su superficie y tome muestras a dos metros de profundidad para buscar rastros de vida. Una vez localizada el área del aterrizaje (gracias a la comparación de fotos tomadas de esa región marciana antes y después del mismo), la NASA ha procedido a fotografiar de nuevo esa zona con la cámara de alta resolución que lleva la sonda MRO.

TANQUES CON HIDRACINA
 
Los investigadores tratan de determinar a qué corresponden las distintas marcas que se ven las imágenes. La parte más destacada es un área oscura de 15x40 metros, que es la que que se cree que sufrió el impacto. Hay un punto central, de 2,4 metros de diámetro que, según sostienen, es el cráter causado por el módulo al estrellarse. Alrededor hay otras marcas oscuras y asimétricas que, según explica la ESA en un comunicado, "son más difíciles de interpretar" y podrían estar relacionadas con la explosión de los tanques de combustible del módulo (llevaba hidracina para los retrocohetes) y que posiblemente iban llenos.


En la foto se aprecia el paracaídas de 12 metros que debía reducir la velocidad del módulo durante el descenso, la parte trasera del escudo térmico y la parte delantera. Además de estimar el tamaño del cráter provocado por el impacto y probable explosión del módulo, de casi 600 kilogramos de peso, a partir de esas imágenes los ingenieros han calculado que la nave se precipitó a una velocidad de unos 300 kilómetros por hora (en la fase final del descenso debía ir a 3 metros por segundo o menos de 11 kilómetros por hora).

¿QUÉ SIGUE AHORA?

La misión Exomars esta compuesta de dos lanzamientos. El primero, llevado a cabo hace 7 meses, y el segundo, previsto para el año 2020, como misión complementaria de la primera, y la cual requeriría de los datos e información enviadas por Schiaparelli.
Pero ahora, con el infortunado fracaso de Exomars 2016, la ESA ha informado que analizará el futuro de sus operaciones espaciales en el Consejo Ministerial que se llevará a cabo los próximos 1 y 2 de diciembre en Lucerna, Suiza.
Asimismo, Jan Woerner, director general de la ESA, ofrecerá una rueda de prensa el 7 de noviembre próximo en París para anunciar los puntos que se estudiarán en el consejo en Suiza, donde también se desvelarán los nuevos proyectos que involucran a sus 22 países miembros.

A pesar de todo, los fallos y fracasos forman parte de cualquier disciplina y trabajo. Ya antes, en los años 50 y 60, muchas misiones espaciales terminaron en lamentables accidentes, los cuales dieron pautas para seguir adelante y mejorar lo hecho.
“Todos lamentamos el fracaso de la misión europea Exomars”, dice el astrónomo colombiano Germán Puerta y director científico del Planetario de Bogotá. “Bueno, la exploración planetaria tiene riesgos, pues estamos haciendo algo muy nuevo”.

Sin duda, la ESA continuará con la ejecución de misiones de exploración espacial, y logrará en unos años poner su primera nave en la superficie de Marte, pues como dijo Winston Churchill: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso”.


Referencias:

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