Ha comenzado la última misión de Cassini, la sonda
interplanetaria más grande jamás construida por la NASA, que partió en 1997
desde nuestro planeta y deambuló por el Sistema Solar durante siete años hasta
obtener el impulso gravitacional para llegar a Saturno, el sexto planeta
alrededor del Sol, un gigante gaseoso 764 veces más grande que la Tierra y
recordado por el prominente sistema de anillos que lo rodea.
Lanzamiento de la Sonda Espacial Cassini el 15 de octubre de 1997, desde Cabo Cañaveral, Florida.
Desde 2004, Cassini ha orbitado alrededor de Saturno
revelando detalles sin precedentes sobre la estructura tridimensional de sus
anillos, descubriendo siete lunas que hasta ahora eran desconocidas y mostrando
por primera vez la gran estructura hexagonal y los enormes huracanes en los
polos del planeta gaseoso.
Imagen de un gigante huracán en la superficie de Saturno, tomada por la sonda Cassini.
Pero después de estos años de servicio, Cassini comienza
a agotar los gases de propulsión que le permiten maniobrar. Por esa razón y
para evitar una posible colisión que podría contaminar a Encélado o Titán, dos
lunas con ambientes que podrían albergar formas de vida, Cassini entra en la
maniobra final de su misión.
Imagen de Encélado, luna de Saturno, tomada por Cassini.
El pasado 22 de abril, la sonda inició una serie de
órbitas en las que sobrevolará Saturno entre el planeta y sus anillos hasta que
el próximo 15 de septiembre se precipite sobre la parte alta de su atmósfera,
en donde se fundirá como un meteoro.
Recorrido de la sonda Cassini alrededor de Saturno al adentrarse entre el planeta y sus anillos.
Durante este épico final, Cassini seguirá recolectando
información sin precedentes sobre el planeta y su fascinante sistema de
anillos, que para los astrónomos es un laboratorio activo en donde estudian los
procesos de formación de lunas y planetas. La destrucción de Cassini marcará el
final del proyecto en el que participaron más de 260 científicos de 17 países y
miles de técnicos e ingenieros que trabajaron en el diseño, construcción y
lanzamiento de la misión.
La sonda lleva el nombre de Giovanni Domenico Cassini, el
astrónomo italiano que no solamente descubrió cuatro de las lunas de Saturno y
la división de sus anillos, sino que además fue protagonista en la fundación
del observatorio de París durante el reinado de Luis XIV, iniciando así la
tradición de investigación en astronomía en Francia.
Astrónomo francés Giovanni Domenico Cassini (1625-1712).
Su misión ha sido recabar información para dos preguntas
fundamentales sobre nuestra existencia: ¿hay formas de vida en otros lugares
del Sistema y Solar? y ¿cómo se formaron el Sistema Solar y la Tierra?
De hecho, el pasado 14 de abril la NASA anunciaba que
gracias a la sonda espacial Cassini, se había descubierto hidrógeno en
Encélado, lo que podría significar la existencia de microorganismos vivos en
esta luna. Asimismo, descubrió chorros de vapor ricos en agua emitidos desde la
región polar y durante estas últimas órbitas, la sonda intentará atravesar está
zona para estudiar de cerca este fenómeno de vulcanismo a bajas temperaturas.
Representación artística de la sonda Cassini sobrevolando la superficie de Encélado.
Por eso, más allá de la impresionantes fotografías de los
anillos y las lunas de Saturno, que bien desafían a la imaginación llevando a
nuestros ojos detalles de estos mundos lejanos, Cassini ha permitido obtener
una imagen más completa de la condiciones físicas en este planeta y sus
satélites, particularmente la luna Titán, que se sospechaba como un mundo muy
similar a la Tierra en su etapa primitiva. Para comprobarlo, Cassini liberó
sobre Titán la sonda robótica Huygens, construida por la ESA y que lleva el
nombre del astrónomo holandés que la descubrió en el siglo XVII.
Ilustración de la sonda Huygens aterrizando en la superficie de Saturno.
Huygens descendió sobre la espesa atmósfera de Titán a
comienzo de 2005 y tras dos horas y media de travesía se posó sobre su
superficie sólida, completando así el primer aterrizaje en un objeto celeste
más allá de la órbita de Marte. En 350 fotografías, que transmitió a través de
Cassini, Huygens reveló que Titán posee ríos, lagos y océanos cuya superficie
se evapora y se precipita como lluvia que esculpe montañas y valles. Pero a
diferencia de la Tierra, los ríos de Titán no están compuestos de agua, sino de
metano, el principal componente de lo que conocemos como gas natural, que a 180
grados Celsius bajo cero, la temperatura en esa luna, es líquido.
Representación artística de la sonda Huygens posada en la superficie de Saturno.
Para Cassini, esa era apenas la primera etapa del viaje
en el que sobrevoló los anillos de Saturno descubriendo complejas
subestructuras y revelando que este sistema posee su propia atmósfera rica en
oxígeno molecular independiente del planeta. Cassini registró en vivo la enorme
tormenta que se formó en el hemisferio norte de Saturno en 2010 y que
eventualmente cubrió a todo el planeta durante meses. También observó de cerca
las lunas heladas de Saturno, incluyendo Encélado, que refleja casi toda la luz
del Sol y en donde descubrió evidencias de océanos líquidos bajo su superficie
congelada.
Imagen de la tormenta de Saturno (parte superior) tomada por Cassini. Se le conoció también como la "Gran Mancha Blanca", y pudo observarse desde diciembre de 2010 hasta agosto de 2011.
Antes de su final, Cassini estará más cerca de Saturno de
lo que ningún otro instrumento en la historia de la humanidad lo ha estado
antes. En los siguientes meses seremos testigos de una cosecha de imágenes en
alta resolución de los anillos de este gigante gaseoso y de gran cantidad de
información sobre las partículas que los componen. Después de desintegrarse en
su descenso final, que ocurrirá el 15 de septiembre de este año, la sonda Cassini
se unirá al panteón de misiones espaciales que nos han permitido conocer
nuestra vecindad y cuyas observaciones son el testimonio de la curiosidad de
nuestra especie por entender su origen.
VIDEO - EL GRAN FINAL DE CASSINI (NASA)
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