20 de diciembre de 2016

CARL SAGAN: A 20 AÑOS DEL COMIENZO DE SU TRAVESÍA POR EL COSMOS


Hoy se cumplen 20 años de la partida de uno de los personajes más influyentes en toda la historia de la astronomía.
Un día como hoy del año 1996, el  astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico neoyorquino Carl Edward Sagan fallecía de neumonía en el Centro Fred Hutchinson de Seattle, a sus 62 años, pero dejando tras de sí un eterno legado que no solo involucró su gran aporte a la ciencia encargada del estudio de los astros, sino que por su obra, fueron miles y miles los niños y jóvenes que decidieron inmiscuirse en la astronomía y que a la postre dedicarían su vida a ella.

En este especial de Galaxia Bogotá haremos un recorrido en lo que fue la vida y obra de esta gran figura e inspiración para muchos, gracias a cuyas ideas y forma de pensar el mundo pudo tener una concepción real del significado del universo en el que vive.


CARL SAGAN: EL HOMBRE


Nació el 9 de noviembre de 1934 en Nueva York. Hijo de Samuel Sagan, un trabajador emigrante de la actual Ucrania que durante la Depresión, trabajó como acomodador de teatro; y de Rachel Molly Gruber, un ama de casa de Nueva York. Tuvo una hermana, Carol, y la familia vivió en un modesto apartamento cerca del Océano Atlántico, en Bensonhurst, un barrio de Brooklyn.
Según el mismo Sagan, pertenecían al más liberal de los cuatro grupos principales de Judaísmo de América del Norte. Tanto Carl como su hermana coinciden en que su padre no era especialmente religioso, pero que su madre indudablemente creía en Dios, y participaba activamente en el templo.

Sagan atribuía sus posteriores impulsos analíticos a su madre, una mujer que conoció la pobreza extrema siendo niña, y que había crecido casi sin hogar en la ciudad de Nueva York, durante la Primera Guerra Mundial y la década de 1920. Ella tenía las ambiciones propias de una mujer joven, pero bloqueadas por las restricciones sociales, por su pobreza, por ser mujer y esposa, y por ser de etnia judía.


Carl Sagan de niño con su madre Rachel Gruber.

Sin embargo, la capacidad de Sagan para sorprenderse venía de su padre, que era un tranquilo y bondadoso fugitivo del Zar. En su tiempo libre, regalaba manzanas a los pobres o ayudaba a suavizar las tensiones entre patronos y obreros en la tumultuosa industria textil de Nueva York. Aunque intimidado por la brillantez de Carl, por sus infantiles parloteos sobre estrellas y dinosaurios, se tomó con calma la curiosidad de su hijo, como parte de su educación. Años más tarde, como escritor y científico, Carl recurriría a sus recuerdos de la infancia para ilustrar ideas científicas, como hizo en su libro El mundo y sus demonios.


Carl Sagan y su padre Samuel Sagan.

“Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron los dos modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales para el método científico”, mencionaba Sagan sobre la influencia de sus padres en su pensamiento posterior.

Por la época en que tenía seis o siete años, Sagan y un amigo fueron al Museo Americano de Historia Natural de la ciudad de Nueva York. Allí estuvieron en el Planetario Hayden y pasearon por las exhibiciones de objetos espaciales del museo, como los meteoritos, y las muestras de dinosaurios y animales en entornos naturales. Sagan escribió sobre esas visitas:

“Me quedaba paralizado ante las representaciones en dioramas realistas de los animales y de sus hábitats de todo el mundo. Pingüinos sobre el hielo apenas iluminado de la Antártida... Una familia de gorilas, con el macho golpeándose el pecho... Un oso grizzly en pie sobre sus patas traseras, de diez o doce pies de alto, y mirándome fijamente a los ojos”.


Poco después de ingresar en la escuela elemental, Sagan comenzó a expresar una fuerte curiosidad por la naturaleza. Carl recordaba sus primeras visitas en solitario a la biblioteca pública, a la edad de cinco años, cuando su madre le regaló un carné de lector. Quería saber qué eran las estrellas, ya que ninguno de sus amigos ni sus padres sabían darle una respuesta clara.

Los padres de Sagan ayudaron a alimentar el creciente interés de este por la ciencia comprándole juegos de química y materiales de lectura. Su interés por el espacio era, sin embargo, su principal foco, especialmente después de leer las historias de ciencia-ficción de escritores como Edgar Rice Burroughs, quienes estimulaban su imaginación acerca de cómo sería la vida en otros planetas, como Marte. Según el biógrafo Ray Spangenburg, estos primeros años en los que Sagan trataba de comprender los misterios de los planetas, se convirtieron en una fuerza motora en su vida, una chispa continua para su intelecto, y una búsqueda que jamás sería olvidada.

Sagan contrajo matrimonio tres veces: en 1957, con la bióloga Lynn Margulis, madre del escritor Dorion Sagan y del programador y empresario informático Jeremy Sagan; en 1968, con la artista y guionista Linda Salzman, madre del escritor y guionista Nick Sagan; y en 1981, con la escritora y activista Ann Druyan, madre de la productora, guionista y directora Sasha Sagan y de Sam Sagan; unión que duraría hasta la muerte del científico en 1996.


Carl Sagan y su última esposa Ann Druyan.

EL ASTRÓNOMO


Carl Sagan se graduó en la Rahway High School de Rahway, Nueva Jersey, en 1951. Se matriculó en la Universidad de Chicago, donde participó en la Ryerson Astronomical Society. En 1954 se graduó en artes con honores especiales y generales. En 1955 se graduó en ciencias y en 1956 obtuvo un máster en Física, para luego doctorarse en Astronomía y Astrofísica en 1960. Durante su etapa de pregrado, Sagan trabajó en el laboratorio del genetista Hermann Joseph Muller. De 1960 a 1962, Sagan disfrutó de una Beca Miller para la Universidad de California, Berkeley. De 1962 a 1968, trabajó en el Smithsonian Astrophysical Observatory en Cambridge, Massachusetts.

Sagan impartió clases e investigó en la Universidad de Harvard hasta 1968, año en que se incorporó a la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York, donde impartió un curso de pensamiento crítico hasta su muerte en 1996. En 1971, fue nombrado profesor titular y director del Laboratorio de Estudios Planetarios. De 1972 a 1981, Sagan fue Director Asociado del Centro de Radiofísica e Investigación Espacial de Cornell. Desde 1976 hasta su muerte, fue el primer titular de la Cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias del Espacio. En Londres, impartió la edición de 1977 de las Royal Institution Christmas Lectures.


Sagan también estuvo vinculado al programa espacial estadounidense desde los inicios de este. Desde la década de 1950, trabajó como asesor de la NASA, donde uno de sus cometidos fue dar las instrucciones del Programa Apolo a los astronautas participantes antes de partir hacia la Luna. Sagan participó en muchas de las misiones que enviaron naves espaciales robóticas a explorar el Sistema Solar, preparando experimentos para varias expediciones. Concibió la idea de añadir un mensaje universal y perdurable a las naves destinadas a abandonar el sistema solar que pudiese ser potencialmente comprensible por cualquier inteligencia extraterrestre que lo encontrase. Sagan preparó el primer mensaje físico enviado al espacio exterior: una placa anodizada, unida a la sonda espacial Pioneer 10, lanzada en 1972. La Pioneer 11, que llevaba otra copia de la placa, fue lanzada al año siguiente. Sagan continuó refinando sus diseños; el mensaje más elaborado que ayudó a desarrollar y preparar fue el Disco de Oro de las Voyager, que fue enviado con las sondas espaciales Voyager en 1977. Sagan se opuso frecuentemente a la decisión de financiar el Transbordador Espacial y la Estación Espacial a expensas de futuras misiones robóticas.


Sagan con la placa de la sonda espacial Pioneer 10.

De 1968 a 1979, Sagan fue editor de la Revista Icarus, publicación para profesionales sobre investigación planetaria. Fue co-fundador de la Sociedad Planetaria, el mayor grupo del mundo dedicado a la investigación espacial, con más de cien mil miembros en más de 149 países, y fue miembro del Consejo de Administración del Instituto SETI. Sagan ejerció también de Presidente de la División de Ciencia Planetaria (DPS) de la Sociedad Astronómica Americana, de Presidente de la Sección de Planetología de la American Geophysical Union y de Presidente de la Sección de Astronomía de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.


Carl Sagan con el resto de fundadores de la Sociedad Planetaria. 

Las contribuciones de Sagan fueron vitales para el descubrimiento de las altas temperaturas superficiales del planeta Venus. A comienzos de la década de 1960 nadie sabía a ciencia cierta cuáles eran las condiciones básicas de la superficie de dicho planeta, y Sagan enumeró las posibilidades en un informe que posteriormente fue divulgado en un libro de Time-Life titulado Planetas. En su opinión, Venus era un planeta seco y muy caliente, oponiéndose al paraíso templado que otros imaginaban. Había investigado las emisiones de radio procedentes de Venus y llegado a la conclusión de que la temperatura superficial de este debía de ser de unos 380 °C. Como científico visitante del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, participó en las primeras misiones del Programa Mariner a Venus, trabajando en el diseño y gestión del proyecto. En 1962, la sonda Mariner 2 confirmó sus conclusiones sobre las condiciones superficiales del planeta.

Sagan fue de los primeros en plantear la hipótesis de que una de las lunas de Saturno, Titán, podría albergar océanos de compuestos líquidos en su superficie, y que una de las lunas de Júpiter, Europa, podría tener océanos de agua subterráneos. Esto haría que Europa fuese potencialmente habitable por formas de vida. El océano subterráneo de agua de Europa fue posteriormente confirmado de forma indirecta por la sonda espacial Galileo. El misterio de la bruma rojiza de Titán también fue resuelto con la ayuda de Sagan, debiéndose a moléculas orgánicas complejas en constante lluvia sobre la superficie de la luna saturniana.


Imagen de Titán, luna de Saturno, en donde Sagan hipotetizó la existencia de océanos líquidos.

Sagan también contribuyó a mejorarla comprensión de las atmósferas de Venus y Júpiter y de los cambios estacionales de Marte. Determinó que la atmósfera de Venus es extremadamente caliente y densa, con presiones aumentando gradualmente hasta la superficie planetaria. También percibió el calentamiento global como un peligro creciente de origen humano, y comparó su progreso en la Tierra con la evolución natural de Venus: camino a convertirse en un planeta caliente y no apto para la vida como consecuencia de un efecto invernadero fuera de control. También estudió las variaciones de color de la superficie de Marte y concluyó que no se trataba de cambios estacionales o vegetales, como muchos creían, sino de desplazamientos del polvo superficial causados por tormentas de viento.


Carl Sagan junto a una maqueta de las naves Viking, futuras sondas enviadas a Marte.

Sin embargo, Sagan es más conocido por sus investigaciones sobre la posibilidad de la vida extraterrestre, incluyendo la demostración experimental de la producción de aminoácidos mediante radiación y a partir de reacciones químicas básicas. Él y su colega de Cornell, Edwin Ernest Salpeter, especularon sobre la posibilidad de la existencia de vida en las nubes de Júpiter, dada la composición de la densa atmósfera del planeta, rica en moléculas orgánicas.

COSMOS


En 1980, Sagan fue presentador, coautor y coproductor, junto a su esposa Ann Druyan y Steven Soter, de la popular serie de televisión de trece capítulos, Cosmos: Un viaje personal, producida por el PBS, y que seguía el formato de la también serie El ascenso del hombre, presentada por Jacob Bronowski. Esta abarcó un amplio espectro de materias científica que incluían el origen de la vida y la evolución del Universo y de la cultura de la especie humana, planteada esta como medio de autoconocimiento del primero. Es su obra de divulgación más popular e influyente, y la que le hizo mundialmente famoso.

Introducción de la serie "COSMOS":



La serie ganó un Premio Emmy y un Premio Peabody. Ha sido emitida en más de 60 países y vista por más de 600 millones de personas, convirtiéndose en el programa del PBS más visto de la historia. Además, la revista Time publicó un artículo de portada sobre Sagan poco después del estreno, refiriéndose a él como el creador, autor principal, narrador y presentador de la nueva serie de la televisión pública Cosmos.

SU INFLUENCIA EN NEIL TYSON


La influencia generada por Carl Sagan en muchos niños y jóvenes fue trascendental. Uno de los casos más famosos es el encuentro que tuvo con el actual astrofísico Neil deGrasse Tyson en su juventud, y la cual marcó su vida para siempre.

Tyson cuenta cómo fue su encuentro con Sagan:



EL PÁLIDO PUNTO AZUL


El 14 de febrero de 1990, siguiendo una sugerencia de Carl Sagan, la sonda espacial Voyager 1 tomó una fotografía de la Tierra desde unos 6.050 millones de kilómetros de distancia. Esa imagen, en la que nuestro planeta aparece como un pequeño punto de luz inspiró a Sagan su libro 'Un punto azul pálido' y se convirtió rápidamente en una de las imágenes más emblemáticas e influyentes de la historia de la ciencia.

El "Pálido Punto Azul", relatado por Carl Sagan:





CONCLUSIÓN

A lo largo de su historia, la astronomía ha tenido la capacidad de fascinar, atraer e influir en lo más profundo de muchas de las mentes que a la postre serían las más brillantes y relevantes en el estudio del cosmos.

Desde el trabajo en pergamino de Nicolás Copérnico, el precursor de la nueva astronomía, en el siglo XVI hasta las decenas de sondas enviadas al espacio por las diferentes agencias espaciales en las últimas décadas, la astronomía ha tenido en sus filas a miles de personas que han dedicado su vida al estudio del universo,  y que con la pasión puesta en su trabajo han dejado una inmensa huella en esta ciencia.
Carl Edward Sagan fue uno de ellos.
No solo por su conocimiento, sino por la forma tan brillante de divulgarlo y exponerlo, gracias a lo cual el mundo tiene una nueva perspectiva del cosmos, como también muchos científicos que han seguido sus pasos.

Han transcurrido 20 años desde la partida de Sagan... 20 años desde que su ser se unió a la naturaleza, al mundo creado por las estrellas hace casi 4.000 millones de años... 20 años desde que su esencia inició un viaje interestelar, una travesía por el cosmos que tanto lo fascinó, y del cual ahora sigue formando parte, pero en una forma totalmente diferente.

Hoy el mundo de la astronomía agradece al gran Carl Sagan por su maravilloso trabajo en pro del conocimiento del universo y de que la humanidad comprenda su lugar en el cosmos.






REFERENCIAS:

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