22 de abril de 2016

James Webb: El Próximo Gran Telescopio de la Nasa




El equipo humano encargado del próximo gran observatorio espacial, el Telescopio Espacial James Webb (JWST), ya se encuentra en marcha en el Centro de Vuelo Espacial Goddard, de la NASA. El año de lanzamiento: 2018.

El Telescopio Espacial James Webb es un telescopio infrarrojo, lo que significa que va a detectar el calor de las estrellas y galaxias a millones, e incluso, miles de millones de años luz de distancia.
“Nos mostrará las primeras estrellas y galaxias que se formaron en el universo temprano”, dice Eric Smith, director del programa JWST y científico del programa de la NASA en Washington. “¡Vamos a ser capaces de ver la luz del universo por primera vez!”.

Se necesita un espejo muy grande para detectar la luz de objetos de más de 13 mil millones de años luz de distancia. El espejo del telescopio James Webb es tan grande (6,5 metros de ancho) que tendrá que ser doblado con su parasol para que quepa en un cohete al momento del lanzamiento.

El espejo posee 18 segmentos, cada uno de 1,3 metros de altura, los cuales recientemente han sido montados en la estructura que en última instancia va a mantenerlos en su lugar y dejar que funcionen como si fueran parte de un único espejo hexagonal gigante.
Una vez que el telescopio esté completamente ensamblado y unido al módulo de instrumento, toda la unidad de vibración y acústica será probada.

Pruebas criogénicas finales se llevarán a cabo en el Centro Espacial Johnson a principios del año 2017 en la misma cámara de vacío en la cual se puso a prueba el módulo lunar Apolo. Posteriormente, el telescopio se integrará con la nave espacial y el parasol en Northrop Grumman, sede en Redondo Beach, California. Después, se colocará en un recipiente de transporte especial a bordo de un gran barco, que viajará desde California, a través del canal de Panamá, hasta Kourou, localidad de Guyana Francesa, en donde finalmente emprenderá su viaje al espacio en un cohete Ariane 5 suministrado por la Agencia Espacial Europea (ESA).

Cuando el Telescopio Espacial James Webb entre en funcionamiento, además de mostrarnos los primeros “fuegos artificiales” del universo, el mayor telescopio infrarrojo del mundo será un astuto explorador de planetas que circundan estrellas lejanas.

James Webb será capaz de llevar a cabo una alta precisión de seguimiento, así como estudios detallados de la gran e indefinida cantidad de exoplanetas que se han escondido de otros telescopios.

“Será como respirar profundamente en la atmósfera de un planeta extraño”, dice Smith.

Partes del Telescopio Espacial James Webb. La imagen superior izquierda muestra la órbita y posición que tendrá al momento de entrar en funcionamiento.

El telescopio James Webb será fundamental en la observación y toma del espectro de los planetas gigantes gaseosos, en los cuales podría llegar a detectar agua, dióxido de carbono y metano, entre otros compuestos. También podrá tomar algunos datos espectrales de planetas más pequeños y hará un acercamiento para estudiar las “súper Tierras” recién descubiertas. Incluso, Webb será capaz de encontrar planetas por sí solo usando una técnica llamada cronografía.

“La comunidad científica es muy creativa”, dice Eric. “Van a pensar en muchos trabajos para el James Webb que no hemos imaginado antes”.

Sin duda, habrá muchas sorpresas, además de los exoplanetas, a lo largo del camino.


Información tomada de Science at Nasa.

8 de abril de 2016

Astrónomos Captan el Impacto de Posible Asteroide Contra Júpiter

Impacto de un cometa o asteroide en Júpiter el 17 de marzo de 2016 (Imagen tomada del vídeo publicado por John McKeon).

Gerrit Kernbauer, un astrónomo amateur documentó el impacto de un asteroide al gran planeta Júpiter, que luego fue confirmado por otro astrónomo quien también observó el fenómeno.

El gigantesco planeta Júpiter recibió el impacto de un asteroide o cometa el pasado jueves 17 de marzo. Así lo documentó Kernbauer, astrónomo amateur de Mödling, Austria, en un video y fue confirmado más tarde por otro astrónomo en Irlanda, John McKeon. Ambas observaciones fueron documentadas y dadas a conocer en el blog Bad Astronomy.

Vídeo de Gerrit Kernbauer:



Las imágenes de Kernbauer, hechas con un telescopio de 20 cm, consisten en una serie de capturas que más tarde se editan para conformar el video, una técnica común entre los observadores de los cielos. El resplandor que se observa llamó la atención del propio astrónomo y más tarde, el video de McKeon desde Dublin, Irlanda, confirmaría que ambos presenciaron el mismo fenómeno: el impacto de un asteroide o cometa en el gran planeta del Sistema Solar.

Vídeo de John McKeon:

El cuerpo que impactó a Júpiter no es demasiado grande, sin embargo, si tomamos en cuenta la combinación de la fuerza de gravedad de Júpiter (24,79 m/s², la de la Tierra es de 9,807 m/s²) y la velocidad que llevaría el cometa o asteroide, entonces no se trataría de un impacto menor.

Se estima que un objeto, en promedio, y dejando de lado la velocidad orbital de Júpiter, que golpea ese planeta impacta con cinco veces mayor fuerza que si lo hiciera en la Tierra, por lo que la energía del impacto es 25 veces más alta; esto debido a que la energía liberada por un objeto chocando contra otro depende linealmente de la masa (el doble de la masa, el doble de la energía), pero por el cuadrado de la velocidad: el doble de la velocidad, el cuádruple de la energía.

Hay que recordar que no es la primera vez que el gran planeta recibe impactos en su superficie, pues ya en 1994 Júpiter recibió múltiples fragmentos del Cometa Shoemaker-Levy 9  y también en 2009. Por lo anterior, es común escuchar que Júpiter es el “protector” del planeta Tierra.


Impacto de fragmento del cometa Shoemaker-Levy 9 en Júpiter en 1993 (parte superior).

Como referencia a hechos similares en la Tierra, encontramos el bólido que en febrero de 2013 cayó en Cheliábinsk, Rusia. Dicho meteorito tenía un diámetro aproximado de 19 metros y explotó con la energía de 500.000 toneladas de TNT, causando cientos de heridos y grandes daños materiales.

Bólido de Cheliábinsk ingresando a la atmósfera terrestre el 15 de febrero de 2013.


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