Hoy se cumplen 20 años de la partida de uno de los
personajes más influyentes en toda la historia de la astronomía.
Un día como hoy del año 1996, el astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y
divulgador científico neoyorquino Carl Edward Sagan fallecía de neumonía en el
Centro Fred Hutchinson de Seattle, a sus 62 años, pero dejando tras de sí un
eterno legado que no solo involucró su gran aporte a la ciencia encargada del
estudio de los astros, sino que por su obra, fueron miles y miles los niños y
jóvenes que decidieron inmiscuirse en la astronomía y que a la postre
dedicarían su vida a ella.
En este especial de Galaxia Bogotá haremos un recorrido
en lo que fue la vida y obra de esta gran figura e inspiración para muchos,
gracias a cuyas ideas y forma de pensar el mundo pudo tener una concepción real
del significado del universo en el que vive.
CARL SAGAN: EL
HOMBRE
Nació el 9 de noviembre de 1934 en Nueva York. Hijo de
Samuel Sagan, un trabajador emigrante de la actual Ucrania que durante la
Depresión, trabajó como acomodador de teatro; y de Rachel Molly Gruber, un ama
de casa de Nueva York. Tuvo una hermana, Carol, y la familia vivió en un
modesto apartamento cerca del Océano Atlántico, en Bensonhurst, un barrio de
Brooklyn.
Según el mismo Sagan, pertenecían al más liberal de los
cuatro grupos principales de Judaísmo de América del Norte. Tanto Carl como su
hermana coinciden en que su padre no era especialmente religioso, pero que su
madre indudablemente creía en Dios, y participaba activamente en el templo.
Sagan atribuía sus posteriores impulsos analíticos a su
madre, una mujer que conoció la pobreza extrema siendo niña, y que había
crecido casi sin hogar en la ciudad de Nueva York, durante la Primera Guerra
Mundial y la década de 1920. Ella tenía las ambiciones propias de una mujer
joven, pero bloqueadas por las restricciones sociales, por su pobreza, por ser
mujer y esposa, y por ser de etnia judía.
Carl Sagan de niño con su madre Rachel Gruber.
Sin embargo, la capacidad de Sagan para sorprenderse
venía de su padre, que era un tranquilo y bondadoso fugitivo del Zar. En su
tiempo libre, regalaba manzanas a los pobres o ayudaba a suavizar las tensiones
entre patronos y obreros en la tumultuosa industria textil de Nueva York.
Aunque intimidado por la brillantez de Carl, por sus infantiles parloteos sobre
estrellas y dinosaurios, se tomó con calma la curiosidad de su hijo, como parte
de su educación. Años más tarde, como escritor y científico, Carl recurriría a
sus recuerdos de la infancia para ilustrar ideas científicas, como hizo en su libro
El mundo y sus demonios.
Carl Sagan y su padre Samuel Sagan.
“Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de
ciencia. Pero al iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme
preguntas, me enseñaron los dos modos de pensamiento que conviven precariamente
y que son fundamentales para el método científico”, mencionaba Sagan sobre la
influencia de sus padres en su pensamiento posterior.
“Me quedaba paralizado ante las representaciones en
dioramas realistas de los animales y de sus hábitats de todo el mundo.
Pingüinos sobre el hielo apenas iluminado de la Antártida... Una familia de
gorilas, con el macho golpeándose el pecho... Un oso grizzly en pie sobre sus
patas traseras, de diez o doce pies de alto, y mirándome fijamente a los ojos”.
Poco después de ingresar en la escuela elemental, Sagan
comenzó a expresar una fuerte curiosidad por la naturaleza. Carl recordaba sus
primeras visitas en solitario a la biblioteca pública, a la edad de cinco años,
cuando su madre le regaló un carné de lector. Quería saber qué eran las
estrellas, ya que ninguno de sus amigos ni sus padres sabían darle una
respuesta clara.
Los padres de Sagan ayudaron a alimentar el creciente
interés de este por la ciencia comprándole juegos de química y materiales de
lectura. Su interés por el espacio era, sin embargo, su principal foco,
especialmente después de leer las historias de ciencia-ficción de escritores
como Edgar Rice Burroughs, quienes estimulaban su imaginación acerca de cómo
sería la vida en otros planetas, como Marte. Según el biógrafo Ray Spangenburg,
estos primeros años en los que Sagan trataba de comprender los misterios de los
planetas, se convirtieron en una fuerza motora en su vida, una chispa continua
para su intelecto, y una búsqueda que jamás sería olvidada.
Sagan contrajo matrimonio tres veces: en 1957, con la
bióloga Lynn Margulis, madre del escritor Dorion Sagan y del programador y
empresario informático Jeremy Sagan; en 1968, con la artista y guionista Linda
Salzman, madre del escritor y guionista Nick Sagan; y en 1981, con la escritora
y activista Ann Druyan, madre de la productora, guionista y directora Sasha
Sagan y de Sam Sagan; unión que duraría hasta la muerte del científico en 1996.
Carl Sagan y su última esposa Ann Druyan.
EL ASTRÓNOMO
Carl Sagan se graduó en la Rahway High School de Rahway,
Nueva Jersey, en 1951. Se matriculó en la Universidad de Chicago, donde
participó en la Ryerson Astronomical Society. En 1954 se graduó en artes con
honores especiales y generales. En 1955 se graduó en ciencias y en 1956 obtuvo
un máster en Física, para luego doctorarse en Astronomía y Astrofísica en 1960.
Durante su etapa de pregrado, Sagan trabajó en el laboratorio del genetista
Hermann Joseph Muller. De 1960 a 1962, Sagan disfrutó de una Beca Miller para
la Universidad de California, Berkeley. De 1962 a 1968, trabajó en el
Smithsonian Astrophysical Observatory en Cambridge, Massachusetts.
Sagan impartió clases e investigó en la Universidad de
Harvard hasta 1968, año en que se incorporó a la Universidad Cornell en Ithaca,
Nueva York, donde impartió un curso de pensamiento crítico hasta su muerte en
1996. En 1971, fue nombrado profesor titular y director del Laboratorio de
Estudios Planetarios. De 1972 a 1981, Sagan fue Director Asociado del Centro de
Radiofísica e Investigación Espacial de Cornell. Desde 1976 hasta su muerte,
fue el primer titular de la Cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias del
Espacio. En Londres, impartió la edición de 1977 de las Royal Institution
Christmas Lectures.
Sagan también estuvo vinculado al programa espacial
estadounidense desde los inicios de este. Desde la década de 1950, trabajó como
asesor de la NASA, donde uno de sus cometidos fue dar las instrucciones del
Programa Apolo a los astronautas participantes antes de partir hacia la Luna.
Sagan participó en muchas de las misiones que enviaron naves espaciales
robóticas a explorar el Sistema Solar, preparando experimentos para varias
expediciones. Concibió la idea de añadir un mensaje universal y perdurable a
las naves destinadas a abandonar el sistema solar que pudiese ser
potencialmente comprensible por cualquier inteligencia extraterrestre que lo
encontrase. Sagan preparó el primer mensaje físico enviado al espacio exterior:
una placa anodizada, unida a la sonda espacial Pioneer 10, lanzada en 1972. La
Pioneer 11, que llevaba otra copia de la placa, fue lanzada al año siguiente.
Sagan continuó refinando sus diseños; el mensaje más elaborado que ayudó a
desarrollar y preparar fue el Disco de Oro de las Voyager, que fue enviado con
las sondas espaciales Voyager en 1977. Sagan se opuso frecuentemente a la
decisión de financiar el Transbordador Espacial y la Estación Espacial a
expensas de futuras misiones robóticas.
Sagan con la placa de la sonda espacial Pioneer 10.
De 1968 a 1979, Sagan fue editor de la Revista Icarus,
publicación para profesionales sobre investigación planetaria. Fue co-fundador
de la Sociedad Planetaria, el mayor grupo del mundo dedicado a la investigación
espacial, con más de cien mil miembros en más de 149 países, y fue miembro del
Consejo de Administración del Instituto SETI. Sagan ejerció también de
Presidente de la División de Ciencia Planetaria (DPS) de la Sociedad
Astronómica Americana, de Presidente de la Sección de Planetología de la American
Geophysical Union y de Presidente de la Sección de Astronomía de la Asociación
Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
Carl Sagan con el resto de fundadores de la Sociedad Planetaria.
Las contribuciones de Sagan fueron vitales para el
descubrimiento de las altas temperaturas superficiales del planeta Venus. A comienzos
de la década de 1960 nadie sabía a ciencia cierta cuáles eran las condiciones
básicas de la superficie de dicho planeta, y Sagan enumeró las posibilidades en
un informe que posteriormente fue divulgado en un libro de Time-Life titulado
Planetas. En su opinión, Venus era un planeta seco y muy caliente, oponiéndose
al paraíso templado que otros imaginaban. Había investigado las emisiones de
radio procedentes de Venus y llegado a la conclusión de que la temperatura
superficial de este debía de ser de unos 380 °C. Como científico visitante del
Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, participó en las primeras
misiones del Programa Mariner a Venus, trabajando en el diseño y gestión del
proyecto. En 1962, la sonda Mariner 2 confirmó sus conclusiones sobre las
condiciones superficiales del planeta.
Sagan fue de los primeros en plantear la hipótesis de que
una de las lunas de Saturno, Titán, podría albergar océanos de compuestos
líquidos en su superficie, y que una de las lunas de Júpiter, Europa, podría
tener océanos de agua subterráneos. Esto haría que Europa fuese potencialmente
habitable por formas de vida. El océano subterráneo de agua de Europa fue
posteriormente confirmado de forma indirecta por la sonda espacial Galileo. El
misterio de la bruma rojiza de Titán también fue resuelto con la ayuda de
Sagan, debiéndose a moléculas orgánicas complejas en constante lluvia sobre la
superficie de la luna saturniana.
Imagen de Titán, luna de Saturno, en donde Sagan hipotetizó la existencia de océanos líquidos.
Sagan también contribuyó a mejorarla comprensión de las
atmósferas de Venus y Júpiter y de los cambios estacionales de Marte. Determinó
que la atmósfera de Venus es extremadamente caliente y densa, con presiones
aumentando gradualmente hasta la superficie planetaria. También percibió el
calentamiento global como un peligro creciente de origen humano, y comparó su
progreso en la Tierra con la evolución natural de Venus: camino a convertirse
en un planeta caliente y no apto para la vida como consecuencia de un efecto
invernadero fuera de control. También estudió las variaciones de color de la
superficie de Marte y concluyó que no se trataba de cambios estacionales o
vegetales, como muchos creían, sino de desplazamientos del polvo superficial
causados por tormentas de viento.
Carl Sagan junto a una maqueta de las naves Viking, futuras sondas enviadas a Marte.
Sin embargo, Sagan es más conocido por sus
investigaciones sobre la posibilidad de la vida extraterrestre, incluyendo la
demostración experimental de la producción de aminoácidos mediante radiación y
a partir de reacciones químicas básicas. Él y su colega de Cornell, Edwin
Ernest Salpeter, especularon sobre la posibilidad de la existencia de vida en
las nubes de Júpiter, dada la composición de la densa atmósfera del planeta,
rica en moléculas orgánicas.
COSMOS
En 1980, Sagan fue presentador, coautor y coproductor,
junto a su esposa Ann Druyan y Steven Soter, de la popular serie de televisión
de trece capítulos, Cosmos: Un viaje personal, producida por el PBS, y que
seguía el formato de la también serie El ascenso del hombre, presentada por
Jacob Bronowski. Esta abarcó un amplio espectro de materias científica que
incluían el origen de la vida y la evolución del Universo y de la cultura de la
especie humana, planteada esta como medio de autoconocimiento del primero. Es
su obra de divulgación más popular e influyente, y la que le hizo mundialmente
famoso.
Introducción de la serie "COSMOS":
La serie ganó un Premio Emmy y un Premio Peabody. Ha sido
emitida en más de 60 países y vista por más de 600 millones de personas,
convirtiéndose en el programa del PBS más visto de la historia. Además, la
revista Time publicó un artículo de portada sobre Sagan poco después del
estreno, refiriéndose a él como el creador, autor principal, narrador y
presentador de la nueva serie de la televisión pública Cosmos.
SU INFLUENCIA EN
NEIL TYSON
La influencia generada por Carl Sagan en muchos niños y jóvenes
fue trascendental. Uno de los casos más famosos es el encuentro que tuvo con el
actual astrofísico Neil deGrasse Tyson en su juventud, y la cual marcó su vida
para siempre.
Tyson cuenta cómo fue su encuentro con Sagan:
EL PÁLIDO PUNTO
AZUL
El 14 de febrero de 1990, siguiendo una sugerencia de
Carl Sagan, la sonda espacial Voyager 1 tomó una fotografía de la Tierra desde
unos 6.050 millones de kilómetros de distancia. Esa imagen, en la que nuestro
planeta aparece como un pequeño punto de luz inspiró a Sagan su libro 'Un punto
azul pálido' y se convirtió rápidamente en una de las imágenes más emblemáticas
e influyentes de la historia de la ciencia.
El "Pálido Punto Azul", relatado por Carl Sagan:
CONCLUSIÓN
A lo largo de su historia, la astronomía ha tenido la
capacidad de fascinar, atraer e influir en lo más profundo de muchas de las
mentes que a la postre serían las más brillantes y relevantes en el estudio del
cosmos.
Desde el trabajo en pergamino de Nicolás Copérnico, el precursor de la nueva astronomía, en el siglo XVI hasta las decenas de sondas
enviadas al espacio por las diferentes agencias espaciales en las últimas
décadas, la astronomía ha tenido en sus filas a miles de personas que han
dedicado su vida al estudio del universo,
y que con la pasión puesta en su trabajo han dejado una inmensa huella
en esta ciencia.
Carl Edward Sagan fue uno de ellos.
No solo por su conocimiento, sino por la forma tan
brillante de divulgarlo y exponerlo, gracias a lo cual el mundo tiene una nueva
perspectiva del cosmos, como también muchos científicos que han seguido sus
pasos.
Han transcurrido 20 años desde la partida de Sagan... 20 años desde que su ser se unió a la naturaleza, al mundo creado por las estrellas hace casi 4.000 millones de años... 20 años desde que su esencia inició un viaje interestelar, una travesía por el cosmos que tanto lo fascinó, y del cual ahora sigue formando parte, pero en una forma totalmente diferente.
Han transcurrido 20 años desde la partida de Sagan... 20 años desde que su ser se unió a la naturaleza, al mundo creado por las estrellas hace casi 4.000 millones de años... 20 años desde que su esencia inició un viaje interestelar, una travesía por el cosmos que tanto lo fascinó, y del cual ahora sigue formando parte, pero en una forma totalmente diferente.
Hoy el mundo de la astronomía agradece al gran Carl Sagan
por su maravilloso trabajo en pro del conocimiento del universo y de que la humanidad
comprenda su lugar en el cosmos.
REFERENCIAS:
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