El pasado miércoles 24 de agosto, un grupo de científicos
del Observatorio Europeo Austral, en Chile, anunció el descubrimiento de un
nuevo exoplaneta, este, el más cercano a la Tierra que se ha encontrado.
Se trata de Próxima b, planeta que orbita a la estrella
del mismo nombre, Próxima Centauri, y que se encuentra ubicado a solo 4.2 años
luz de distancia de nosotros.
PRÓXIMA B: CARACTERÍSTICAS
Representación artística de la posible apariencia del exoplaneta Próxima b.
Este exoplaneta rocoso, dotado de una masa cercana a la
de la Tierra, está ubicado en una zona considerada “habitable” o “templada”, lo
que permite, al menos en teoría, inferir la presencia de agua líquida en su
superficie, una condición necesaria para la vida. “A causa de su cercanía,
Próxima b podría ser el primer exoplaneta que reciba la visita de una sonda
espacial el día en que el ser humano alcance a desarrollar las tecnologías
necesarias”, declaró uno de los autores del estudio, Julien Morin, del
Laboratorio Universo y Partículas del CNRS (Centro Nacional de la Investigación
Científica) en
la Universidad de Montpellier.
la Universidad de Montpellier.
(VIDEO- EURONEWS) - Próxima b.
Desde 1995, los científicos han descubierto miles de
exoplanetas (planetas ubicados fuera de nuestro sistema solar), decenas de los
cuales parecen potencialmente habitables. No obstante, se encuentran muy lejos.
Próxima b, en cambio, está casi ante nuestras narices a escala universal.
Orbita alrededor de Próxima Centauri (o Próxima del Centauro), una estrella
enana roja muy conocida por los astrónomos y por los fanáticos de la ciencia
ficción, que se encuentra apenas a 4,2 años luz del Sol. Un año luz equivale a
9.461.000 millones de kilómetros. Un equipo internacional de astrónomos,
coordinado por Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres,
descubrió Próxima b, gracias a una campaña de investigación que duró 2 años, y
que se intensificó en el primer semestre de 2016. La investigación contó con la
contribución del espectrógrafo Harps instalado sobre un telescopio del
Observatorio Europeo Austral (ESO) que se encuentra en Chile. Los
investigadores se basaron también en mediciones realizadas entre 2000 y 2014
con telescopios del ESO. Los astrónomos revelaron la existencia de Próxima b al
detectar la muy débil oscilación de la estrella, resultante de la atracción
gravitatoria generada por el pequeño planeta en su órbita. A intervalos
regulares, Próxima Centauri se nos acerca (su luz vira hacia el color azul) y
luego se aleja (la luz se vuelve rojiza) a una velocidad de 5 km/hora, o sea,
al ritmo de caminata de un ser humano.
Próxima b completa su órbita alrededor del astro en 11,2 días. Se encuentra a unos 7 millones de kilómetros de su estrella (o sea, apenas el 5% de la distancia Tierra-Sol) que es 700 veces menos luminosa que el Sol. Esto permite a Próxima b encontrarse “en la zona habitable que rodea a su estrella, puesto que la temperatura en su superficie permite inferir la presencia de agua en estado líquido” sobre la misma, subraya el ESO. Los científicos estiman que la masa del planeta Próxima b es 1,3 veces la de la Tierra. “Se trata muy probablemente de un planeta rocoso y no gaseoso”, indica Pedro Amado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía. Sin embargo, Próxima b es, sin lugar a dudas, diferente a la Tierra. “Se encuentra claramente en un medio ambiente bastante exótico comparado al de nuestro planeta”, subraya Morin. “El nuevo planeta orbita muy cerca de su estrella, pensamos que las fuerzas de las mareas tienden a sincronizar la rotación del planeta sobre sí mismo y alrededor de su astro”. Y añade: “Sin lugar a dudas muestra siempre la misma fase a su estrella, como la Luna a nosotros”.
(VIDEO-EFE) - Proxima b.
La cuestión de saber si el planeta posee atmósfera es
crucial para determinar sus chances de albergar alguna forma de vida. “Con una
atmósfera es plausible que las temperaturas sean de -30 grados Celsius en la
parte a la sombra y de +30 sobre la expuesta a la luz”, declara Anglada-Escudé.
Pero hay sobre la mesa un aspecto sombrío a destacar: a causa de la proximidad
con su estrella, que está bastante activa, Próxima b soporta muchos más rayos X
y ultravioleta extremos que los que la Tierra recibe del Sol (alrededor de 100
veces más, según los investigadores). Y, sobre la Tierra, la atmósfera y la
presencia de un campo magnético nos protegen de las radiaciones y las
partículas solares.
¿PRÓXIMA B PODRÍA ALBERGAR VIDA?
La situación de Próxima b encaja perfectamente en la
definición estándar de "zona de habitabilidad", ya que se encuentra a una
distancia a la que el agua líquida puede existir en su superficie. No obstante,
al igual que algunos otros planetas potencialmente habitables ya detectados, la
estrella en torno a la que orbita, Próxima Centauri, es «activa», tiene
bastantes «erupciones» y, por tanto, lanza al planeta enormes cantidades de
radiación ultravioleta y partículas.
Comparación de tamaños entre nuestro Sol, Próxima Centauri y otras estrellas.
Este medioambiente espacial tan duro en términos de
radiación dañaría bastante la vida. Nuestro planeta está protegido de los
estallidos solares por el campo magnético, que deflecta las intensas lluvias de
partículas del Sol y las que llegan las canaliza hacia los polos. En el caso de
Próxima b y de otros planetas en zona de habitabilidad, ni siquiera sabemos si
tendrían o no campos magnéticos.
Los campos magnéticos también actúan de coraza para
evitar que la atmósfera se pueda escapar por efecto de la intensa radiación, y
alguien podría pensar que el nuevo planeta podría incluso no tener atmósfera.
Sin embargo, conocemos el caso de Venus en nuestro propio sistema solar, que no
posee campo magnético y sin embargo ha preservado una densa atmósfera, incluso
estando más cerca del Sol que la propia Tierra. Por tanto, realmente no sabemos
lo que puede pasar en el caso de Próxima b.
Además, hay un estudio reciente de un grupo de la NASA
que apunta a que la materia orgánica que dio lugar a la vida en la Tierra pudo
provenir del intenso bombardeo de partículas y radiación cuando el Sol se
encontraba en una fase mucho más joven en la que era muy activo. Eso significa
que en estrellas como Próxima Centauri, que son más activas que incluso nuestro
Sol en su juventud, se podría dar el caldo de cultivo necesario para dar lugar
a la vida.
Otro aspecto de Próxima b que podría ir en contra de la
habitabilidad sería el hecho de que al estar tan cerca de su sol, las fuerzas
de marea habrían hecho que la rotación del planeta esté sincronizada con el
periodo orbital, que es de 11,2 días. Eso significa que una cara del planeta
recibiría continuamente la luz de su estrella y la otra estaría permanentemente
a oscuras. En teoría, podría haber una enorme diferencia de temperaturas en un
hemisferio y otro. No obstante, la existencia de una atmósfera podría
redistribuir considerablemente el calor y homogeneizar las temperaturas, algo
parecido a lo que le ocurre a Venus y algo que también se da en Plutón en
cierta medida.
Necesitamos obtener datos de su potencial atmósfera y
para ello hay que usar técnicas observacionales diversas. En primer lugar
debemos determinar si el planeta transita delante de la estrella de forma que
produzca eclipses y ocultaciones vistos desde nuestro planeta. Si fuera así, de
estos fenómenos, llamados tránsitos, podemos obtener información adicional
sobre el planeta y su atmósfera, pero la probabilidad de que se produzcan estos
tránsitos es bastante baja, y por ahora nuestros datos no muestran evidencia
clara de tránsitos. En el futuro, instrumentos sofisticados podrán abordar
estas incógnitas. Incluso el proyecto Starshot que pretende enviar micro naves
espaciales a la estrella Alfa Centauri se podría modificar para visitar Próxima
y proporcionar datos mucho más específicos que nos permitieran valorar el grado
de habitabilidad.
PRÓXIMA B: RESUMEN
-Próxima b se encuentra a unos 4 años luz del Sistema
Solar, que es una de las distancias relativamente más cercanas a la Tierra para
un planeta similar al nuestro nunca antes detectado.
"Las primeras señales de un posible planeta se
vieron en 2013, pero la detección no era convincente", cuenta Guillem
Anglada-Escudé, el científico español líder de la investigación.
Para confirmar su existencia, los científicos revisaron
durante 60 días las señales del espectógrafo HARPS, ubicado en Chile, en
conjunto con otros telescopios alrededor del mundo.
Espectrógrafo HARPS, en Chile. Lugar desde el cual se descubrió a Próxima b.
-Este nuevo planeta se encuentra a 7 millones de kilómetros de su estrella, Próxima Centauri.
-Este nuevo planeta se encuentra a 7 millones de kilómetros de su estrella, Próxima Centauri.
Eso significa que está a 5% de la distancia la distancia
de la Tierra al Sol (149,6 millones de kilómetros), ¿cómo puede ser habitable
entonces?
"Su estrella es mucho más débil que el Sol. Como
resultado, Próxima b se encuentra dentro de la zona habitable alrededor de la
estrella y tiene una temperatura superficial estimada que permitiría la
presencia de agua líquida", explica el ESO.
Los cálculos indican que podría tener una temperatura de
unos 4°C, lo que genera condiciones para tener agua, el factor clave de la vida
terrestre.
-La masa de este planeta es 1,3 veces la de la Tierra y
hasta ahora los científicos creen que puede tener un paisaje rocoso, habitable
para el ser humano.
Aún es pronto para llegar a conclusiones, pero el debate
científico se centra en determinar si su atmósfera se está evaporando
lentamente, como ocurre con planetas similares y qué tipo de química posee.
La superficie podría estar recibiendo "llamaradas de
rayos X y de radiación ultravioleta" de su estrella que serían mucho más
fuertes que las que tenemos en la Tierra, un factor a considerar para la vida
que conocemos.
-Todavía es temprano para confirmarlo, pero los
astrónomos consideran "muy probable" que la fuerza de gravedad que
influye en el planeta haga que un lado esté expuesto a la luz y otro permanezca
oscuro.
Los patrones que han detectado los astrónomos los llevan
a concluir que este planeta gira alrededor de Próxima Centauri cada 11,2 días
terrestres.
-La idea de un planeta similar a la Tierra en un
vecindario cercano suena bien, pero las distancias astronómicas son
considerables.
Próxima Centauri se encuentra a 40 billones de
kilómetros, una distancia que requeriría miles de años para alcanzarse con la
tecnología que disponemos.
La misión Juno, que recorrió 3.000 millones de kilómetros
para llegar a Júpiter en julio, tardó cinco años en llegar a su objetivo en un
trazo calculado para interceptar al planeta.
"Por supuesto, ir allí ahora mismo es ciencia
ficción, pero la gente está pensando en ello y ya no es solo un ejercicio
académico imaginar que podríamos enviar una sonda allí un día", dijo
Anglada Escudé.
No obstante, habrá que ser pacientes y esperar un largo
tiempo hasta que los científicos logren determinar con certeza cómo es Próxima
b y si realmente puede ser un “hermano” de la Tierra.
FUENTES:
No hay comentarios:
Publicar un comentario