Una de las grandes preguntas sobre la vida en la Tierra
es cómo aparecieron los océanos y los compuestos orgánicos que necesitaba para
florecer. En el origen del Sistema Solar, el embrión de nuestro planeta estaba
tan cerca del Sol que no se podían formar agua líquida ni algunos compuestos
orgánicos. Solo más allá de la llamada línea de nieve, en la parte exterior del
cinturón de asteroides, se daban las condiciones necesarias. Los ingredientes
básicos para la vida pudieron ser, en origen, alienígenas, pues es probable que
gran parte del agua que alberga el planeta y posiblemente compuestos de carbono
llegasen a bordo de asteroides o cometas formados más allá de la línea de
nieve.
Representación artística de la superficie de Ceres.
Un estudio publicado en febrero pasado refuerza esa
teoría. La sonda Dawn de la NASA ha encontrado compuestos orgánicos en la
superficie de Ceres, un planeta enano del cinturón de asteroides situado entre
Marte y Júpiter. Desde que la nave llegó a este cuerpo de 950 kilómetros de diámetro
en marzo de 2015, sus instrumentos han demostrado que contiene agua helada,
compuestos hidratados. Hasta podría esconder un océano subterráneo.
Imagen del planeta menor Ceres, tomada por la sonda espacial Dawn.
Para este estudio, la sonda analizó una zona de unos
1.000 kilómetros cuadrados en torno a Emutet, un cráter de unos 50 kilómetros
de diámetro. Los espectrómetros de luz visible e infrarroja detectaron la
presencia de materia orgánica alifática, compuesta por átomos de carbono e
hidrógeno. La resolución de las mediciones no permite determinar de qué
elementos se trata, pero los responsables de la misión apuntan a que podría
tratarse de asfaltita o kerita, hidrocarburos similares al alquitrán.
Representación artística de la sonda espacial Dawn aproximándose al planeta menor Ceres.
En un estudio publicado en la revista Science, los
responsables de la misión señalan que es improbable que esos compuestos
llegasen por el impacto de un asteroide, pues habrían desaparecido con las
altas temperaturas del choque. Además, su distribución por la superficie no
cuadra con un origen externo. Todo esto apunta a que Ceres, un cuerpo que ha
sido planeta, asteroide y ahora el planeta enano más cercano a la Tierra, cuya
superficie gris se comparaba con el inerte hormigón, resulta tener minerales
hidratados, agua helada, carbonatos, sales y materia orgánica, un “entorno de
química compleja” favorable para la aparición de vida.
Ejemplo de mineral hidratado, este hallado en una roca de la superficie de Marte por el Rover Curiosity.
Las detecciones de Dawn suponen una confirmación de que
asteroides y cometas contienen abundante agua, así como compuestos precursores
de la vida.
Michael Küppers, del Centro de Astronomía Espacial de la
Agencia Espacial Europea, cerca de Madrid, resalta la importancia de este
hallazgo en un artículo que acompaña al estudio. “Dado que Ceres es un planeta
enano que aún puede conservar parte del calor interno generado durante su
formación, e incluso tenga un océano subterráneo, esto abre la posibilidad de
que pudieran haber aparecido formas de vida primitivas”, señala. El planeta
enano se suma a Marte y varios satélites de Júpiter y Saturno que también
podrían albergar vida, resalta.
El hallazgo tiene implicaciones para la existencia de
vida fuera del Sistema Solar”, dice Guillermo Muñoz, del Centro de
Astrobiología, cerca de Madrid. Él fue uno de los científicos que demostraron
que los cometas contienen moléculas precursoras de proteínas, azúcares, e
incluso del ADN. En opinión de Muñoz, los compuestos orgánicos en Ceres
pudieron formarse por el impacto de la radiación en el hielo, o incluso en
reacciones químicas en agua líquida hace millones de años. Estos procesos
"se pueden extrapolar a otros Sistemas Solares", lo que multiplica
las posibilidades de que las condiciones necesarias para la vida sean
"universales", resalta.
Artículo extraído de elpais.com
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